El Centro de Rehabilitación Laboral para Discapacitados (Cereladi) realizó este viernes su tradicional Feria Navideña, la última del año, que nuevamente convocó a vecinos, clientes y amigos en la sede de Alvear 352. La propuesta incluyó artesanías, trabajos de cerámica, adornos para el árbol, panificados y productos navideños elaborados por los integrantes de la institución.
Durante la jornada, el titular del Cereladi, Miguel Jiménez, destacó el acompañamiento de la comunidad y el significado que tiene esta actividad para los operarios. “Llegó la gran feria, la última del año, y como siempre la gente respondió. Muchos vecinos pasaron ayer y antes de ayer porque ya sabían que hoy no podían venir, y se llevaron de todo”, señaló mientras la feria aún estaba en marcha.
Jiménez explicó que la venta fue muy variada: “Se llevaban pan dulce, velas, pinitos, adornos, diferentes productos que fuimos elaborando para esta feria”.
El titular de la institución remarcó la importancia emocional que tiene cada feria para los trabajadores del taller protegido. “Para ellos es un día especial. No se trabaja adentro, sino afuera, en la vereda. Comparten mate, charlan, reciben a los clientes y vecinos. Para ellos es muy significativo y no dejan de trabajar nunca”, describió.
La feria funciona además como una instancia de integración social, donde los operarios pueden interactuar con la comunidad: “La gente pasa, toca bocina, saluda a todos. Es un momento distinto”, añadió.
Recaudación y cierre del año
Jiménez explicó que los ingresos obtenidos son fundamentales para sostener las actividades del Cereladi.
“Generalmente las ferias son para solventar gastos, pagar becas de servicio, y este fin de año nos vamos a dar un mimo, como casi todos los años: vamos a ir a comer afuera. Para nosotros es especial porque siempre estamos al servicio, y ese día nos van a atender a nosotros”, contó.
La salida recreativa será el lunes 22, como parte del cierre de un año que, según Jiménez, fue altamente positivo.
“Este año nos sorprendió gratamente. No hemos parado de trabajar. Tuvimos muchos servicios de catering, buffet, ferias en la Escuela de la Costa, en las universidades y en la puerta del Cereladi. Ha sido un éxito”, evaluó.
Jiménez también adelantó que el equipo está transitando un proceso de recambio, dado que varios operarios están alcanzando la edad jubilatoria. “Muchos tienen 28 o 30 años de servicio en la institución. Pensamos cómo seguir acompañándolos para que puedan seguir asistiendo a talleres y mantener la actividad física o recreativa, porque termina una etapa laboral pero no otra forma de participación”, explicó.
En paralelo, la institución evaluó este año a 16 postulantes, de los cuales nueve ya se incorporaron y comenzarán a producir plenamente a partir de 2026. Otros seis quedaron en lista de espera para ser evaluados el año próximo.
